Un año en Sintonía

Entre tanto sinsentido en el mundo, creo que los que podemos vivir o, aunque sea, hacer lo que amamos, somos unos privilegiados. Y poder con nuestros sueños plantear revoluciones posibles, es también todo un logro al que podemos acceder quienes pudimos educarnos y desarrollar un pensamiento crítico. Me atrevo a decir que está en nuestras manos construir ese mundo mejor posible con el que soñamos los idealistas.

Sintonía nace así, en medio de la niebla, detrás de una cortina donde se asomaba un deseo, el de mostrar una cara más para un periodismo cultural dinámico, fresco, independiente, certero, verdadero y, por sobre todo, uno que se quite de encima el peso de cualquier interés. Eso que llaman alternativo, que muchas veces se sabe al margen, pero que algún día podría dejar de ser disidente y ser también alguna norma, pues ¿en qué momento acordamos que lo “normal” hoy es ese periodismo que no dice nada detrás de titulares vacíos que solo buscan rédito económico?

Hace poco leía en una de esas tantas gráficas motivacionales con imágenes aleatorias esta frase: “Te está llevando un poco más de tiempo porque no estás mintiendo, estafando, manipulando, utilizando a la gente o vendiendo tu alma”. En ese sentido aquí ríos de caracteres se han escrito, muchos minutos de video, cientos de imágenes se han capturado. “Lento, pero seguro” como reza aquella frase que repetimos una y otra vez para convencernos que si es que hay algo que decir, es porque algo puede generar en la sociedad, en una sociedad que vuelva a replicar hacia otros márgenes.

Y sí, remamos contra la corriente en un mundo que suprime todo deseo de querer mostrar lo opuesto a lo vacío. Pero este trabajo tiene valor desde el momento en que un grupo de personas entienden que hay un lugar para lo que incentiva a crear desde lo distinto, ya sea lo serio o lo divertido, donde la reflexión se encuentra con la risa, donde las ganas se materializan desde el apetito de escribir o capturar algo que haga parte de la historia, de nuestra historia.

De nuestras cabezas, de nuestras manos, de nuestras mentes han salido en este primer año numerosas notas sobre lo que creemos que hay que contar, sobre lo que queremos poner en discusión o entablar diálogo. Hemos aprendido mucho y nos hemos reído grabando videos en estudio y en exteriores, con nuestros propios elementos, con esos que nos hacen sentir que esto tiene aún más pertenencia. Y lo hacemos porque queremos, porque nadie nos ha obligado más que aquel deseo motor de todo proyecto.

A día de hoy esta revolución pasó de ser un deseo personal a uno colectivo, a conectar con el interés de personas que también pueden canalizar desde esta plataforma ese otro periodismo posible, ese que busca ser oasis y revolución en medio de un mar caótico. Este salvavidas es hoy un recordatorio de que este mundo oscuro aún tiene diversos y coloridos matices que nos pueden hacer renacer en cada nota, en cada video y en cada foto.

“Frente a la evidencia de lo descartable, nos queda aferrarnos a nuestros rituales para permanecer en sintonía con lo que resulta sagrado para cada uno. De ese sentimiento brota la necesidad de pararse al margen del mundo que conocemos, de entenderse a uno mismo como un mundo aparte y de preguntarse si hay algo más, si algo queda y en definitiva, si algo importa”.

Este anterior párrafo lo había escrito el rapero argentino Wos antes de lanzar su nuevo álbum “Descartable”. Y este texto me encuentra investigando para otra entrevista más. No podía haberme aparecido cuando más lo necesitaba, para darme cuenta de que sí aún hay cosas que importan y por eso existe Sintonía.

A quienes ya nos conocen, gracias. A quienes no nos conocen, ahí vamos. A quienes hacen Sintonía, gracias y gracias. Esto es solo el comienzo.

Mavi Martínez, directora.

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La fotografía, una poderosa herramienta de reflexión y transformación