Películas que ponen a prueba la moral

¿Modificarías la realidad cambiando algunos hechos para beneficiarte, sabiendo que también se modificaría la realidad de otros generando una reacción en cadena? ¿Donarías un órgano a un asesino? ¿Si te confían a una persona a tu cuidado y a esa persona le pasa algo, cuánto tiempo esperarías para avisar a sus familiares?

Por El Cuervo (@akacuervo)

¿Podríamos hacer alguna de estas acciones y no cuestionárnoslas? ¿Qué tan egoísta sería? El cine siempre nos lleva a situaciones y nos expone a dilemas donde nos cuestionamos y nos ponemos en los zapatos del actor o la actriz, y nos preguntamos si llegaríamos hasta el final con una decisión.

El cine es entretenimiento, pero también es una fuente inagotable de situaciones que nos llevan a conocernos, a la autocrítica y a conocer nuestros límites en la vida real.

¿Cuando la moral y la ética tocan nuestra puerta es cuando realmente nos exponemos? ¿A quién? ¿A la sociedad o a nosotros mismos? ¿Es una construcción social real o una imposición creada por poderes celestiales, dogmáticos o de una sociedad hipócrita que lava sus culpas a través de mandatos estructurales igualmente hipócritas?

Estas tres películas nos llevan al límite y nos plantean tres dilemas donde se pone a prueba la moral, donde se juegan un montón de factores en el desarrollo de nuestro carácter, nuestras costumbres, nuestras relaciones humanas y nuestra individualidad.

APORÍA (Jared Moshe, 2023)

Es difícil concebir la ciencia ficción en lo cotidiano del día a día. Aporía es de esas películas en las que no vemos naves espaciales, imágenes en el espacio o personajes con características de otros planetas. Dentro del género de ciencia ficción, Aporía se desarrolla en un vecindario con todas las situaciones propias del mismo. Eso hace que, para quienes no son muy amigos de la ciencia ficción, se haga más llevadera esta película.

El planteamiento de Aporía nos sumerge en un drama familiar: la falta de un ser querido, imposible de superar, en tres dimensiones particulares: la de una esposa, la de una hija y la de un amigo.

Esa falta empuja a la protagonista a acceder a la propuesta del amigo y a enterarse de que ese amigo y su esposo tenían un proyecto en común: una especie de máquina que modifica la línea de tiempo para poder alterar las acciones del pasado. Incrédula, lo hace sin éxito aparente, pero la línea de tiempo y las acciones se modifican. Hasta aquí, como espectador, la sensación de satisfacción, alivio y felicidad es absoluta: las tres dimensiones particulares llenan ese vacío por la falta de ese ser querido.

La felicidad absoluta de nuestra protagonista se ve alterada al cuestionarse y pensar un poco más allá de ella y su entorno. Lo siguiente se hace un poco más obvio para ella cada vez más: al modificar la línea de tiempo y las acciones del pasado en pos de su presente, modifica también el entorno de los involucrados en las acciones que alteraron. Es en ese punto donde protagonista y espectador pueden o tomar el mismo camino o separarse.

Todo aquello que, de una u otra forma, está dando felicidad a la protagonista, la hija y el amigo, en otra parte está afectando de una forma trágica. Las siguientes acciones que decidirán realizar son las más complicadas de su vida y su entorno. ¿Logran tomar esa decisión?

Aporía te atrapa desde el principio, porque nos sentimos cómodas y cómodos en un entorno acogedor y simple: la vida cotidiana de una ciudad o un vecindario como cualquiera. Pero también eso viene cargado de muchos sentimientos encontrados de todos nuestros protagonistas: lo cotidiano sin los seres queridos.

AMADOR (Fernando León, 2010)

Fernando León, director de aquella película de 2002 Los lunes al sol, que nos estremecía y nos hacía cuestionar el paso del tiempo en nosotros, nos regala esta casi fábula tragicómica que nos plantea el dilema de la muerte, el egoísmo, la familia, las dificultades de ser un/a inmigrante, la desesperación de estar en la pobreza y el amor que se construye en las adversidades.

De mis actrices favoritas, Magaly Solier (La teta asustada – 2008), le da vida a Marcela. Su misión será cuidar de un anciano. Marcela, inmigrante, con problemas económicos y embarazada. Bajo estas premisas, Fernando León construye una historia que por momentos incomoda y, a la vez, nos roba una sonrisa y nos hace cómplices de Marcela en la odisea que emprende.

Como en Los lunes al sol (2002), Amador se construye con personajes golpeados por la vida, por su lado de la vida, que hace imposible no sentir empatía con cada uno de ellos en mayor o menor medida. Eso hace que Amador funcione. Pero donde el corazón se nos ablanda a medida que la película transcurre es con cada intervención de Marcela.
Es imposible no querer abrazar a Marcela, ayudarla, darle una mano, reafirmar la decisión que tomará ella, por más egoísta que parezca.

Uno de los personajes más queridos que aparece en la vida de Marcela es el de una prostituta madura, “Puri”, que hasta el momento nadie sabía que visitaba al anciano. Las charlas entre Marcela y Puri no tienen desperdicio: le dan el toque de humor a la película, pero también, por momentos, están cargadas de tristeza y humanidad de cada una de estas hermosas mujeres.

Amador nos deja un sabor agridulce. Por momentos nos abraza y nos golpea al mismo tiempo. Nos habla sobre la búsqueda del amor, del valor que le damos a nuestra vida y la de los demás, las penurias de ser inmigrante, de las creencias religiosas y de trascender esta vida. Todo esto se mezcla de una forma tan natural y absurda a la vez, que hace que Amador funcione y sea entrañable. El final de Amador nos demuestra que no todo es lo que parece.

FATUM (Juan Galiñanes García, 2023)

Fatum se asienta en su significado. Del latín fatum, “el destino”. Es eso lo que los siguientes acontecimientos nos harán preguntarnos: ¿si todo está dicho? o ¿cada uno tiene marcado su destino?

Con buenos momentos de tensión, Fatum se sitúa en la frontera entre un thriller de acción y un drama al mismo tiempo. Nos muestra la vida de una familia donde un descuido del padre ludópata enciende la mecha para que todo se convierta en una pesadilla a partir de un atraco violento.

Luego de este acontecimiento, que marca el inicio de la película, la misma va in crescendo, dándole mucho dinamismo con imágenes rápidas e intensas, donde las acciones siguientes nos sumergen en una ansiedad ante lo inevitable.

Lo siguiente marcará un giro importante en la película y nos adentrará en el drama, sin dejar de ser ese thriller de acción que nos atrapó hasta ahora.

Luis Tosar, en su papel de padre, se carga al hombro la película con momentos intensos, ya sea demostrando rabia o en una tristeza desoladora. Su antagonista (Álex García), en su papel de policía de la GEO, no lo hace mal. Eso hace que funcione el dúo. Aquí también Fatum nos deja a nuestro cargo decidir: ¿quién es el héroe o el villano?, o ¿si los acontecimientos dictan que ninguno de los dos existe como tal?

La premisa de Fatum es sencilla, lo que no quiere decir que sea simple. Todo gira alrededor de tomar una decisión. Es ahí donde nos hace partícipes y nos interpela la película: ¿cuál será la decisión de cada uno de los protagonistas? Y, poniéndonos en esa situación, ¿cuál sería nuestra decisión?

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